La palabra Olinalá deriva de los vocablos nahuas ollín, movimiento, moverse o menearse (ollinia).
La palabra Olinalá deriva de los vocablos nahuas ollín, movimiento, moverse o menearse (ollinia), y lan, lugar de: “lugar de terremotos”o “todos temblaban”. El doctor Leopoldo Viramontes, en su Cartilla de geografía del estado de Guerrero, 1983, 83 pp., señala que Olinalá deriva de tres palabras nahuas: olín, que significa movimiento, temblor, atl, agua y tlan, cerca de: “cerca del agua que se mueve”.
La página 130 de la revista Catedral de septiembre de 1953 contiene la versión de que Olinalá viene de Olinaltzin, nombre del poderoso rey del lugar, cuya presencia “hacía temblar a la misma tierra”, y que derrotó a Temalak, otro rey cuya ciudad estaba a 1 km de distancia del primero. En honor del vencedor se llamó Olinaltzin a este pueblo, cuyos habitantes le levantaron un sitio de adoración. (El cerro del santuario, guardián de Olinalá, se llama Olinaltzin. Es Ollinalan, con el sufijo reverencial).
Se dice que Olinalá también está relacionado con Olinca, nombre de una rápida corriente del río Tlatapache que desemboca en un remolino llamado precisamente así: Olinca; y que la propia gente de Olinalá “lo relaciona con el nombre del pueblo”–dice Gutierre Tibón– (olín u ollín, movimiento, can, el lugar, el tiempo, la parte); “en Olinca el movimiento es, obviamente, el del agua… el remolino es perenne, su movimiento es el mismo en tiempo de secas… con todo, es dudoso que el nombre de Olinalá se relacione con el nombre de Olinca… más plausible es ver en el antiguo Olinalán (Olinallan, pueblo tributario del imperio mexica) una síncopa Olin–tla–lan: olin, ‘que se mueve’, corresponde a temblor; tla es tlalli, la tierra; lan es locativo; de suerte que Olinalá sería un lugar de temblores de tierra… su jeroglífico, en el Códice Mendocino, es el nahui olín, los ‘cuatro vientos’ del sol, dos hacia los puntos equinocciales y dos hacia los solsticiales, que en la estilización de los tlacuilos se parece a una cruz de San Andrés, es decir, a una X. No aparece el símbolo de atl, agua, circunstancia que parece confirmar la hipótesis del ‘lugar de terremotos’ ”.
Existen además las siguientes referencias: “En el Códice Mendocino figura también el jeroglífico de Olintepec,aquí el nahui olín está colocado en la cumbre del cerro”. En Puebla hay un “lugar de movimiento” que se llama Olintla. El pueblo de Oleyuco, “donde hay temblores”, se localiza en el estado de México.
Reseña histórica (cronología). Después de la caída de Tenochtitlan, los españoles lograron el dominio de la región mixteca e impusieron el pago de tributo a la Nueva España. El primer encomendero de Olinalá fue Alonso de Aguilar, quien había participado en la expedición contra los tlapanecos, a raíz de su levantamiento en la provincia de Yopecingo (Yopitzingo); “Es verdad que tiene en encomienda, cerca de aquella provincia, los pueblos de Olinalá y Papalutla, pero son de poco valor por estar ambos en la sierra”.
Desde el punto de vista religioso, la misma revista Catedral señala que mientras los frailes agustinos se acercaban a estas regiones de La Montaña por las zonas mixteca y tlapaneca, los franciscanos por el rumbo de Puebla llegaron hasta Olinatzin, en donde encontraron dura resistencia en los naturales. Muchas veces tuvieron que escapar para no ser sacrificados ante el dios indígena (Olinatzin). Con el tiempo lograron convencer al rey Olinka, hijo de Olinatzin, y empezaron a catequizar al pueblo y sus alrededores, posiblemente en 1535. Levantaron una capilla provisional dedicada a San Francisco de Asís en la que celebraban la misa e instruían a los indígenas.
La encomienda de don Alonso de Aguilar tenía, en 1556, 1555 tributarios olinaltecos que entregaban cada año en dinero, cacao, miel y sementeras, un valor de tres mil pesos. Para 1560 la encomienda había pasado a poder de su hijo Baltasar Aguilar, quien la había heredado después de la muerte de aquél. Para entonces Olinalá tenía 10 barrios y seis estancias principales. Los tributarios se habían reducido a 1508, y cada 80 días entregaban al encomendero: “quinientos veintiocho pesos y dos tomines de tepusque (moneda de baja ley); además de catorce xiquipiles (o sea costales de cacao) (cada xiquipil contenía ocho mil almendras) y sesenta jarrillos de miel”.
Además, Aguilar explotaba la mina de Ayoteco; los habitantes de Olinalá cultivaban para él dos sementeras de maíz y cada año le entregaban el grano en la propia mina, que estaba a considerable distancia.
En 1636, según la división eclesiástica, Olinalá dependía del obispado de Tlaxcala. Posteriormente, perteneció a Puebla y, ya a fines del Siglo XIX, perteneció al de Chilapa. Al reformarse administrativamente la Nueva España, Olinalá se incluyó al partido de Tlapa y éste, a la intendencia de Puebla. En 1740, era república de indios.
Después de la Guerra de Independencia y al crearse la Capitanía General del Sur, esta región quedó dentro de su jurisdicción. En 1837 se menciona a Olinalá como municipalidad de Tlapa, perteneciente al estado de Puebla.
El municipio de Olinalá fue uno de los que constituyeron el estado de Guerrero en 1849, siendo municipalidad del distrito de Huamuxtitlán; el 29 de noviembre de 1880 Olinalá es municipalidad del distrito de Morelos. El 13 de octubre de 1885, es municipalidad del nuevo distrito de Zaragoza, dejando de pertenecer al distrito de Morelos.
Durante la época de la Revolución –el 11 de enero de 1912– y durante la lucha de las fuerzas zapatistas, un grupo de 600 de éstas, comandados por Jesús Alcalde, Cornelio Guzmán y Miguel Morales, intentaron apoderarse de la población. El contingente armado que ocupaba la plaza rechazó el ataque zapatista desde la iglesia del lugar, obligándolos a retirarse.
En otra ocasión, Jesús Navarro, después de ponerse a salvo de la persecución emprendida en su contra por Julián Blanco, se presentó en ese lugar acompañado de Donaciano Domínguez y Epifanio Hernández; Valeriano Martínez, a la cabeza de la pequeña guarnición, estudió los movimientos de los zapatistas, poniéndose a la defensiva esperando el ataque.
El 3 de abril de 1912 los revolucionarios intentaron apoderarse de Olinalá, y después de cinco horas de tiroteo, fueron rechazados y dispersados por los federales, resultando muerto Donaciano Domínguez y 22 hombres más.
El 9 de octubre de 1913, aproximadamente a las 8:00 horas, la partida al mando de Emiliano Zapata atacó ese lugar defendido por los vecinos del mismo, quienes rechazaron una tras otra las embestidas revolucionarias.
La madrugada del día siguiente los defensores cedieron por habérseles terminado el parque. Los zapatistas penetraron a la población, robaron e incendiaron establecimientos comerciales.
Poco después, ante la presencia de una fuerza rural al mando del cabo Jesús Villa, los zapatistas, tratando de rehuir al encuentro, se retiraron rápidamente. Los rurales lograron alcanzarlos haciéndoles 40 muertos en el combate y seis prisioneros que de inmediato fueron fusilados.
Desde el 26 de diciembre de 1956, mediante la Ley Orgánica del Municipio Libre 111, Olinalá es ratificado como municipio del estado de Guerrero, cuya cabecera es el pueblo del mismo nombre.